sábado, 20 de diciembre de 2014

"LA ENFERMEDAD"

En la vida de Malena, en cada día hay un nuevo despertar, una nueva aventura, un nuevo "reto" sí un nuevo reto y aquí no hablamos de sus sueños sino de su realidad.

Malena se encuentra sumergida en las profundidades del océano, las profundidades ocultas de su interior, ahí donde se refugia y nadie ni nada puede acercarse; allí donde no hay ruido y sólo oye los pitidos de sus oídos que cuando está dormida es cuando logra silenciarlo. Sí ese pitido constante, punzante, agudo, penetrante y agotador pero que no cesa nada más que cuando Malena duerme.

Hoy Malena no duerme, sólo se encuentra ahí, en las profundidades de su interior por eso es consciente del pitido de sus oídos que la persigue en todo momento.
Malena huye de su realidad sumergiéndose en su interior como cuando se sumerge en sus sueños.

Desde pequeña ha sido muy frágil, era una niña como todas las demás, le gustaba jugar, correr, trepar, arriesgar, reír, ... pero con pocos años de edad se da cuenta que no puede seguir el ritmo de sus amigos. Malena se cansa fácilmente, se agita, queda rendida y eso la entristece.
Con los años se va adaptando a los juegos, a las amistades según sus fuerzas y eso le permite vivir integrada con los demás.
Su abuelo siempre decía, "¡Ven, vamos que te llevo sobre mis hombros!" se daba cuenta que las fuerzas de Malena se agotaban; él ha sido el único que notó algo extraño en el rendimiento de su nieta mayor. Malena decía que se le paralizaban las piernas, que las sentía duras y no podía moverlas, aunque sí las movía pero con mucho esfuerzo cuando debía ser algo normal, también decía que sentía calambres.

Malena fue creciendo, se convirtió en una joven dedicada a la música a través de la cual proyectaba o canalizaba todo lo que sentía físico y mental.
La música, las clases, lugar de juego para los niños, de disfrute, lugar de aprender, contagiar su pasión por la música y aprender a amarla como el arte más bello para dejar hablar a nuestro interior, a nuestro cuerpo.
A sus veintiséis años Malena encuentra la raíz de su problema físico, una Osteoporosis avanzada en una joven de tan pocos años de edad. Aprender a vivir con ello no le ha resultado nada fácil, ha costado lágrimas, noches de dolor y angustia, le ha costado una depresión también al verse tan limitada y el renunciar por un par de años a sus preciadas clases de música, su oasis más deseado. Con el tiempo lo fue sobrellevando de la mejor manera y con la ayuda de especialistas, alguna que otra intervención, muy medicada y varios años con psicólogos. Los años pasaron, Malena había encontrado el equilibrio en medio del desequilibrio de su físico y las limitaciones que éste le ponía.

Pero la vida trae dificultes en el camino y cuando creía que ya lo tenía controlado, que ya se había acomodado a las nuevas circunstancias, ¡Zas! se desmorona todo una vez más.
Un nueva enfermedad que afrontar, no le resulta fácil, las cosas se complican mucho en el camino, esta vez con una de las enfermedades raras Siringomielia; lágrimas, soledad, eso es lo único que podía sentir Malena en ese instante y ver cómo cae todo aquello que le costó levantar durante años de esfuerzo. Un nuevo comienzo, Malena ya con treinta y tres años, toda una mujer pero la madurez de su edad no impide que vuelva a sufrir como a los veintiséis y caer en una nueva depresión ante el nuevo desafío. Comienza una nueva terapia con Psicoanálisis durante un par de años.

Los años pasan, en la vida de Malena las limitaciones siempre caminan a su lado, controlada por sus médicos, sus medicinas diarias (muchas pastillas al día) y vuelta acomodar todo a su alrededor para funcionar de la mejor manera. Su voluntad es más fuerte.
Ocurren muchas cosas en su vida, que la ayudan a realizarse plenamente como mujer adulta, sí con uno o varios problemas de salud, pero todo encaja a la perfección, Malena aprende a convivir con su frágil salud y sus limitaciones físicas.

Los años pasan, unos mejor, otros no tanto pero Malena no decae, busca su vida, la acepta, la ama y abraza sus miserias por eso se hace fuerte y no tiene miedos.

Hoy Malena tiene ya cuarenta y cinco años, una mujer madura. La vida le ha regalado mucho pero también le ha quitado o mejor dicho le ha pedido mucho.
Hoy Malena, tiene ya cuarenta y cinco años, una mujer madura.
Ya no tiene miedos, todo está en su sitio, ha encontrado el equilibrio por el cual ha estado luchando toda su vida; nada la podrá derribar porque se ha convertido en una mujer fuerte desde su fragilidad.

Ama la vida, ve a los niños y niñas que se convierte en hombres y mujeres luchando por sus sueños, por ser felices sin más.

Hoy la vida, llama una vez más a Malena, ...
Ve caer uno a uno, paso a paso,como si de una biblioteca se tratara, todos los libros de aquellas enormes y esbeltas estanterías, de aquellos archivadores; todo cae bruscamente, todo se desmorona una vez más, todo ... no hay palabras ... a estas alturas de su vida Malena creía que todo seguiría bajo control, pero ve deslizarse entre los dedos de sus manos como agua todos sus sueños, sus esfuerzos, sus lágrimas, todo se derrumba una vez más. Sí las limitaciones de la enfermedad rara van avanzando y haciendo estragos. Sumando a ella otra nueva la Fibromialgia.

¿Por que la vida siempre me pone un nuevo desafío, una nueva limitación que aceptar, que afrontar, que asumir? se pregunta Malena; ya cansada, sin fuerzas. Entonces se refugia en las profundidades de su interior, donde nadie ni nada puede hacerle daño. Vuelven los miedos cuando pensó que ya no volverían, vuelven las lágrimas, la soledad, el frío una vez más.
Entonces sueña, sueña con una vida igual pero sin enfermedades, libre de enfermedades, se pregunta cómo hubiese sido su infancia, su juventud, siendo una persona fuerte, sana. Pero ¿de qué sirve pensar en todo ello? cuando más de media vida ya ha pasado y siempre ha sido entre luchas internas para "asumir", "aceptar" y "convivir" con las limitaciones físicas que alteran las emociones, la mente, el alma. "Asumir, aceptar y convivir" palabras repetidas una y otra vez por especialistas, psicoanalistas para sobrellevar de mejor manera las enfermedades. ¡Qué mal repartido está el mundo! piensa Malena. ¡Cuánta gente jamás en sus vidas han visitado a los médicos porque tienen una salud de hierro!
La tristeza la invade, una enfermedad puede sobrellevar y hasta dos, siendo la segunda una enfermedad degenerativa y desconocida; pero tres, ¿puedo con tres? se pregunta Malena.
"Asumir, Aceptar y convivir" ¡todo me ha tocado a mí! siente Malena.
¿Por qué a mí?

"ASUMIR", "ACEPTAR" Y "CONVIVIR"


"LA ENFERMEDAD"

En la vida de Malena, en cada día hay un nuevo despertar, una nueva aventura, un nuevo "reto" sí un nuevo reto y aquí no hablamos de sus sueños sino de su realidad.

Malena se encuentra sumergida en las profundidades del océano, las profundidades ocultas de su interior, ahí donde se refugia y nadie ni nada puede acercarse; allí donde no hay ruido y sólo oye los pitidos de sus oídos que cuando está dormida es cuando logra silenciarlo. Sí ese pitido constante, punzante, agudo, penetrante y agotador pero que no cesa nada más que cuando Malena duerme.

Hoy Malena no duerme, sólo se encuentra ahí, en las profundidades de su interior por eso es consciente del pitido de sus oídos que la persigue en todo momento.
Malena huye de su realidad sumergiéndose en su interior como cuando se sumerge en sus sueños.

Desde pequeña ha sido muy frágil, era una niña como todas las demás, le gustaba jugar, correr, trepar, arriesgar, reír, ... pero con pocos años de edad se da cuenta que no puede seguir el ritmo de sus amigos. Malena se cansa fácilmente, se agita, queda rendida y eso la entristece.
Con los años se va adaptando a los juegos, a las amistades según sus fuerzas y eso le permite vivir integrada con los demás.
Su abuelo siempre decía, "¡Ven, vamos que te llevo sobre mis hombros!" se daba cuenta que las fuerzas de Malena se agotaban; él ha sido el único que notó algo extraño en el rendimiento de su nieta mayor. Malena decía que se le paralizaban las piernas, que las sentía duras y no podía moverlas, aunque sí las movía pero con mucho esfuerzo cuando debía ser algo normal, también decía que sentía calambres.

Malena fue creciendo, se convirtió en una joven dedicada a la música a través de la cual proyectaba o canalizaba todo lo que sentía físico y mental.
La música, las clases, lugar de juego para los niños, de disfrute, lugar de aprender, contagiar su pasión por la música y aprender a amarla como el arte más bello para dejar hablar a nuestro interior, a nuestro cuerpo.
A sus veintiséis años Malena encuentra la raíz de su problema físico, una Osteoporosis avanzada en una joven de tan pocos años de edad. Aprender a vivir con ello no le ha resultado nada fácil, ha costado lágrimas, noches de dolor y angustia, le ha costado una depresión también al verse tan limitada y el renunciar por un par de años a sus preciadas clases de música, su oasis más deseado. Con el tiempo lo fue sobrellevando de la mejor manera y con la ayuda de especialistas, alguna que otra intervención, muy medicada y varios años con psicólogos. Los años pasaron, Malena había encontrado el equilibrio en medio del desequilibrio de su físico y las limitaciones que éste le ponía.

Pero la vida trae dificultes en el camino y cuando creía que ya lo tenía controlado, que ya se había acomodado a las nuevas circunstancias, ¡Zas! se desmorona todo una vez más.
Un nueva enfermedad que afrontar, no le resulta fácil, las cosas se complican mucho en el camino, esta vez con una de las enfermedades raras Siringomielia; lágrimas, soledad, eso es lo único que podía sentir Malena en ese instante y ver cómo cae todo aquello que le costó levantar durante años de esfuerzo. Un nuevo comienzo, Malena ya con treinta y tres años, toda una mujer pero la madurez de su edad no impide que vuelva a sufrir como a los veintiséis y caer en una nueva depresión ante el nuevo desafío. Comienza una nueva terapia con Psicoanálisis durante un par de años.

Los años pasan, en la vida de Malena las limitaciones siempre caminan a su lado, controlada por sus médicos, sus medicinas diarias (muchas pastillas al día) y vuelta acomodar todo a su alrededor para funcionar de la mejor manera. Su voluntad es más fuerte.
Ocurren muchas cosas en su vida, que la ayudan a realizarse plenamente como mujer adulta, sí con uno o varios problemas de salud, pero todo encaja a la perfección, Malena aprende a convivir con su frágil salud y sus limitaciones físicas.

Los años pasan, unos mejor, otros no tanto pero Malena no decae, busca su vida, la acepta, la ama y abraza sus miserias por eso se hace fuerte y no tiene miedos.

Hoy Malena tiene ya cuarenta y cinco años, una mujer madura. La vida le ha regalado mucho pero también le ha quitado o mejor dicho le ha pedido mucho.
Hoy Malena, tiene ya cuarenta y cinco años, una mujer madura.
Ya no tiene miedos, todo está en su sitio, ha encontrado el equilibrio por el cual ha estado luchando toda su vida; nada la podrá derribar porque se ha convertido en una mujer fuerte desde su fragilidad.

Ama la vida, ve a los niños y niñas que se convierte en hombres y mujeres luchando por sus sueños, por ser felices sin más.

Hoy la vida, llama una vez más a Malena, ...
Ve caer uno a uno, paso a paso,como si de una biblioteca se tratara, todos los libros de aquellas enormes y esbeltas estanterías, de aquellos archivadores; todo cae bruscamente, todo se desmorona una vez más, todo ... no hay palabras ... a estas alturas de su vida Malena creía que todo seguiría bajo control, pero ve deslizarse entre los dedos de sus manos como agua todos sus sueños, sus esfuerzos, sus lágrimas, todo se derrumba una vez más. Sí las limitaciones de la enfermedad rara van avanzando y haciendo estragos. Sumando a ella otra nueva la Fibromialgia.

¿Por que la vida siempre me pone un nuevo desafío, una nueva limitación que aceptar, que afrontar, que asumir? se pregunta Malena; ya cansada, sin fuerzas. Entonces se refugia en las profundidades de su interior, donde nadie ni nada puede hacerle daño. Vuelven los miedos cuando pensó que ya no volverían, vuelven las lágrimas, la soledad, el frío una vez más.
Entonces sueña, sueña con una vida igual pero sin enfermedades, libre de enfermedades, se pregunta cómo hubiese sido su infancia, su juventud, siendo una persona fuerte, sana. Pero ¿de qué sirve pensar en todo ello? cuando más de media vida ya ha pasado y siempre ha sido entre luchas internas para "asumir", "aceptar" y "convivir" con las limitaciones físicas que alteran las emociones, la mente, el alma. "Asumir, aceptar y convivir" palabras repetidas una y otra vez por especialistas, psicoanalistas para sobrellevar de mejor manera las enfermedades. ¡Qué mal repartido está el mundo! piensa Malena. ¡Cuánta gente jamás en sus vidas han visitado a los médicos porque tienen una salud de hierro!
La tristeza la invade, una enfermedad puede sobrellevar y hasta dos, siendo la segunda una enfermedad degenerativa y desconocida; pero tres, ¿puedo con tres? se pregunta Malena.
"Asumir, Aceptar y convivir" ¡todo me ha tocado a mí! siente Malena.
¿Por qué a mí?

"ASUMIR", "ACEPTAR" Y "CONVIVIR"