miércoles, 13 de marzo de 2019

"ABRÁZAME"

Abrázame por favor.
Quiero sentir un abrazo de verdad.
Tantas veces cuando cierro mis ojos, imagino el abrazo, un reencuentro... y sueño...

Ahí estás, ahí te veo.
Levanto mis ojos y me estás mirando.
En mi corazón, en mi interior algo se moviliza.
Quiero sentir este sueño sin perder detalle.

Nos sonreímos y con la mirada penetrante nos hablamos en silencio.
Damos un paso... otro paso... otro más... Mi corazón parece que va a salirse, ya te tengo cerca.
Nos cogemos de las manos y quiero sentirte, sentir la piel, el contacto, la caricia.
Nos sentamos en un banco de la plaza, estamos solas y no puedo dejar de mirarte a los ojos.
Nos contamos cosas, compartimos...
Pero yo no puedo desacelerar mi corazón, ni puedo pedir a mis ojos que dejen de penetrar los tuyos.
No puedo, porque hay una necesidad enorme de comunicarme, de llegar hasta vos.

Deseo fervientemente que me abraces.
Abrázame que tengo frío,
Abrázame que tengo miedo,
Abrázame que te necesito,
Abrázame que necesito sentirte,
Abrázame, Abrázame fuerte para que me entere del Abrazo.
Abrázame porque quiero volver a creer en el Abrazo.
Abrázame porque quiero ser yo quien te Abrace alguna vez.

Alguien muy cercano a mi vida me ha robado los abrazos.
Abrázame para aprender a Abrazar de Verdad.

...Y sigo soñando...
Quiero soñar más pero vuelve a mi mente un único instante, el de la mirada, el momento de las miradas, del deseo del abrazo es como el pico alto de la montaña desde donde voy lanzarme.
Es por eso que mi sueño se detiene siempre en ese punto, tal vez porque ya me encuentro en ese pico más alto de la montaña y va siendo hora de que me lance.

Estoy en la cima pero aún no me encuentro segura para saltar.



"ABRÁZAME"

Abrázame por favor.
Quiero sentir un abrazo de verdad.
Tantas veces cuando cierro mis ojos, imagino el abrazo, un reencuentro... y sueño...

Ahí estás, ahí te veo.
Levanto mis ojos y me estás mirando.
En mi corazón, en mi interior algo se moviliza.
Quiero sentir este sueño sin perder detalle.

Nos sonreímos y con la mirada penetrante nos hablamos en silencio.
Damos un paso... otro paso... otro más... Mi corazón parece que va a salirse, ya te tengo cerca.
Nos cogemos de las manos y quiero sentirte, sentir la piel, el contacto, la caricia.
Nos sentamos en un banco de la plaza, estamos solas y no puedo dejar de mirarte a los ojos.
Nos contamos cosas, compartimos...
Pero yo no puedo desacelerar mi corazón, ni puedo pedir a mis ojos que dejen de penetrar los tuyos.
No puedo, porque hay una necesidad enorme de comunicarme, de llegar hasta vos.

Deseo fervientemente que me abraces.
Abrázame que tengo frío,
Abrázame que tengo miedo,
Abrázame que te necesito,
Abrázame que necesito sentirte,
Abrázame, Abrázame fuerte para que me entere del Abrazo.
Abrázame porque quiero volver a creer en el Abrazo.
Abrázame porque quiero ser yo quien te Abrace alguna vez.

Alguien muy cercano a mi vida me ha robado los abrazos.
Abrázame para aprender a Abrazar de Verdad.

...Y sigo soñando...
Quiero soñar más pero vuelve a mi mente un único instante, el de la mirada, el momento de las miradas, del deseo del abrazo es como el pico alto de la montaña desde donde voy lanzarme.
Es por eso que mi sueño se detiene siempre en ese punto, tal vez porque ya me encuentro en ese pico más alto de la montaña y va siendo hora de que me lance.

Estoy en la cima pero aún no me encuentro segura para saltar.



"GOLPESABRAZOS"

Malena se confiesa...


Vaya... ha salido nuevamente el tema. El Abrazo.
Aquél que me muestra a la cara, lo poco demostrativa que soy aun en la intimidad, en la relación de pareja.
Es difícil mostrar, demostrar aquello que no sientes o mejor dicho aquello en que no crees (porque ya desde pequeña te han robado a golpes el verdadero valor de un abrazo.
La infancia me ha marcado con los "golpesabrazos" recibidos. Sí, han leído bien "golpesabrazos" en plural porque han sido miles, muchos, demasiados... tantos que si hubiese sucedido en esta época se habría denominado maltrato, violencia de género, maltrato infantil.

En fin, pero sucedió..., en otro tiempo en que al menos en mi casa, mi padre lo llamaba "educar" JAJAJAJAJA "educar. A mi madre también la "educaba"... y la sigue "educando". Pero ella se ha hecho dependiente de ese trato y no quiere otra forma de vida.

Algunos ejercen maltrato físico y otros el verbal; en mi casa, teníamos mucha suerte, se ejercían los dos tipos de maltratos... y que yo sepa, hasta hoy sigue el maltrato verbal.

Duro, sí muy duro, pero nos estaba "educando", en el colegio no me educaron así, es más allí preguntaban muchas veces ¿por qué tenía tal golpe aquí o allí y cómo me lo había hecho?
En fin, palizas y palizas, menos mal que navegaba y tardaba mucho en regresar a casa.
Odiaba los golpes, los gritos, los llantos, el olor al miedo. Pero Odiaba más el abrazo.
Sí, el abrazo, yo te pego porque te estoy educando pero seguidamente te doy un abrazo.
No de pedir perdón, sino el de Judas, el de lavar su conciencia.
Odio que me abraces, Odio que me abracen porque lo relaciono inconscientemente.
No lo puedo evitar, me esfuerzo y me dura un día, luego vuelve la resistencia.

Pero hay contradicciones en mí.
El abrazo me provoca rechazo, me pongo huidiza y hasta estoy deseando en ese mismo momento que me suelten, me siento acorralada, no me siento querida sino falsedad.
Me pasa con mucha gente y ya con esto no digo con todos.
He descubierto que algunos abrazos, "unos muy pocos abrazos" surgen sin más y sólo siento el abrazo de verdad en la intimidad.

Lo duro y confuso de la historia, es que ni siquiera soy cariñosa, en plan caricias con nadie pero tampoco con mi pareja y eso ella lo sabe y le duele, como es lógico.
A mí también me duele y me preocupa. Además no es algo para pensarlo sino que tiene que surgir y no me sale.
¡Me cuestan los abrazos, me cuesta creer en la sinceridad de los abrazos!



"GOLPESABRAZOS"

Malena se confiesa...


Vaya... ha salido nuevamente el tema. El Abrazo.
Aquél que me muestra a la cara, lo poco demostrativa que soy aun en la intimidad, en la relación de pareja.
Es difícil mostrar, demostrar aquello que no sientes o mejor dicho aquello en que no crees (porque ya desde pequeña te han robado a golpes el verdadero valor de un abrazo.
La infancia me ha marcado con los "golpesabrazos" recibidos. Sí, han leído bien "golpesabrazos" en plural porque han sido miles, muchos, demasiados... tantos que si hubiese sucedido en esta época se habría denominado maltrato, violencia de género, maltrato infantil.

En fin, pero sucedió..., en otro tiempo en que al menos en mi casa, mi padre lo llamaba "educar" JAJAJAJAJA "educar. A mi madre también la "educaba"... y la sigue "educando". Pero ella se ha hecho dependiente de ese trato y no quiere otra forma de vida.

Algunos ejercen maltrato físico y otros el verbal; en mi casa, teníamos mucha suerte, se ejercían los dos tipos de maltratos... y que yo sepa, hasta hoy sigue el maltrato verbal.

Duro, sí muy duro, pero nos estaba "educando", en el colegio no me educaron así, es más allí preguntaban muchas veces ¿por qué tenía tal golpe aquí o allí y cómo me lo había hecho?
En fin, palizas y palizas, menos mal que navegaba y tardaba mucho en regresar a casa.
Odiaba los golpes, los gritos, los llantos, el olor al miedo. Pero Odiaba más el abrazo.
Sí, el abrazo, yo te pego porque te estoy educando pero seguidamente te doy un abrazo.
No de pedir perdón, sino el de Judas, el de lavar su conciencia.
Odio que me abraces, Odio que me abracen porque lo relaciono inconscientemente.
No lo puedo evitar, me esfuerzo y me dura un día, luego vuelve la resistencia.

Pero hay contradicciones en mí.
El abrazo me provoca rechazo, me pongo huidiza y hasta estoy deseando en ese mismo momento que me suelten, me siento acorralada, no me siento querida sino falsedad.
Me pasa con mucha gente y ya con esto no digo con todos.
He descubierto que algunos abrazos, "unos muy pocos abrazos" surgen sin más y sólo siento el abrazo de verdad en la intimidad.

Lo duro y confuso de la historia, es que ni siquiera soy cariñosa, en plan caricias con nadie pero tampoco con mi pareja y eso ella lo sabe y le duele, como es lógico.
A mí también me duele y me preocupa. Además no es algo para pensarlo sino que tiene que surgir y no me sale.
¡Me cuestan los abrazos, me cuesta creer en la sinceridad de los abrazos!