jueves, 8 de enero de 2015

"AL OTRO LADO DE LA PUERTA"

Malena despierta temprano por la mañana a causa de ruidosos pasos que andan, pasos que corren, murmullos, gente que habla, ...
Abre sus ojos, se incorpora en la cama y nota que a su lado hay otras cuatro camas más, se incorpora otro poco más hasta encontrarse sentada y recorriendo con sus ojos el cuarto nota que no es su habitación, ni su cama, ni su ambiente, mira a su alrededor ve ropa tirada, zapatillas, cinturones, ropa de gente joven todos hombres y puede oler el sudor de hormonas masculinas en pleno despertar.

Malena desconcertada se levanta rápidamente, se viste y se dirige abrir lentamente la puerta de aquel cuarto con miedo a lo que pudiera encontrar al otro lado. Casi sin asomarse alguien se precipita a la habitación (la maestra de novicias) piensa que se encuentra en una especie de convento, la religiosa
registra el cuarto como suele hacerlo con sus novicias. Le llama la atención a Malena por todo el desorden que había en ese cuarto, Malena recoge en silencio hasta que dice "todo esto no es mío, no sé que hago aquí", recorriendo con sus ojos el lugar ve que esa no es su cama, ni sus cosas, ni su cuarto pero la maestra de novicias sigue insistiendo en que recoja; Malena obediente recoge en silencio y le pide a la maestra de novicias que por favor la cambiase de habitación porque incomodaría a los jóvenes que dormían ahí y así estarían a su aire, a lo cual la religiosa asintió con la cabeza y se marchó sin decir nada.

Malena no entiende nada, está desconcertada, decide salir de la habitación casi con timidez, no sabe lo que encontrará al otro lado de aquel cuarto desordenado.
Una vez abierta la puerta asoma su cabeza y ve un largo pasillo, lo reconoce, no está en su casa, es el pasillo de su Instituto (allí donde había estudiado y donde también había enseñado como profesora de música); aquellas puertas no era más que las aulas de los alumnos donde se habían improvisado habitaciones  de las que salía gente.
Malena comenzó a caminar por el pasillo, todos jóvenes chicos y chicas; de pronto mientras caminaba por el pasillo la puerta de otra habitación improvisada se abrió y alguien la llamaba por su nombre desde dentro, le pedía que entrara, Malena asomó la cabeza pero no podía ver de quién se trataba ya que estaba todo oscuro pero una vez dentro encontró una sola cama y acostada en ella una amiga de años, religiosa la mujer. Malena se acercó pero a la vez sentía dentro una especie de rechazo; la religiosa la llamaba y Malena se detuvo diciendo que debía salir e ir a dar clases, que estaba ahí porque debía dar sus clases. La religiosa insistió mucho y dijo que aún había tiempo para ir a dar clases; Malena se resistió, la religiosa se levantó, la cogió de la mano y le pidió que se acostara a su lado; Malena estaba tensa, incómoda, vestida y con zapatos dentro de la cama. Una vez ahí la religiosa le dijo que se relajara, que no pasaba nada, que hacía mucho no se veían y que la echaba mucho de menos y comenzó a acariciarla entonces Malena se levantó bruscamente de aquella cama pero la religiosa la cogió fuertemente de uno de sus brazos y la acostó nuevamente a su lado.
Se hizo un prolongado silencio y mantuvieron las distancias pese a estar en la misma cama, así hasta que quedaron dormidas sin que nada sucediese.

Malena se encuentra de repente fuera de la habitación caminando al final del pasillo de aquél su colegio durante muchos años y desde el piso de arriba ve las escaleras recuerda su tiempo de estudiante; ve jóvenes subiendo y bajando, muchas risas, nerviosismos... como si aquel momento fuese el primer día de clases.
Desde allí arriba, entre tantos jóvenes ve a tres chicas, una de ellas su propia mujer pero como estudiante de instituto, la ve como en aquellas fotos de finales de carrera universitaria que tiene guardada en la cartera. Sí Malena está casada y su pareja es otra mujer, pero aquella mujer tiene cara de joven, sujetando casi abrazando un montón de libros entre sus brazos.
Malena la observa y siente emoción de haberla encontrado en aquel lugar también ve al lado de su mujer a dos chicas más un tanto raras por cierto, esas jóvenes elevaron sus miradas y con el reflejo de unos focos enormes de luz, no alcanzaba a ver sus rostros pero sólo podía apreciar sus narices, eran enormes, una tan gigante que ocupaba toda su cabeza como si fuera una morsa y la otra con su nariz un poco más pequeña que la compañera pero enorme de todas maneras, podía verse ambos orificios, eran como dos setas "Parasol" con láminas por debajo, rarísimo todo luego Malena volvió la mirada a su mujer "Ella estaba ahí, con una camisa verde oscura, un jersey blanco, un colgante, gafas y bien peinada, perfecta, casi monjil o mejor dicho angelical" era un remanso para Malena contemplarla pese a todo lo que la rodeaba, a gente extraña, cosas raras, pero Malena estaba como ausente contemplando a su amor.

De pronto, casi bruscamente se encuentra en aquella habitación en la que se despertó y la maestra novicia no solo la dejó en el mismo cuarto con los jóvenes sino que agregó otra cama donde dormiría un profesor que ya se encontraba ahí, un señor mayor.

Todo era como un sueño, se sentía en las nubes, estaba confusa hasta que de pronto todo se oscureció fugazmente. Malena intenta ver en la oscuridad pero no puede, ya no se oyen ruidos ni pasos de jóvenes por los pasillos. Malena intenta volver abrir los ojos, mira a su alrededor y se encuentra en su habitación, en su casa. Todo fue un sueño, respira hondo y aunque todo se haya esfumado, las sensaciones vividas en el sueño siguen estando en su interior. ¡Qué alegría despertar a la realidad! piensa Malena mientras se incorpora en su cama para calzarse los pies y abrigarse antes de abrir la puerta de su habitación.



"AL OTRO LADO DE LA PUERTA"

Malena despierta temprano por la mañana a causa de ruidosos pasos que andan, pasos que corren, murmullos, gente que habla, ...
Abre sus ojos, se incorpora en la cama y nota que a su lado hay otras cuatro camas más, se incorpora otro poco más hasta encontrarse sentada y recorriendo con sus ojos el cuarto nota que no es su habitación, ni su cama, ni su ambiente, mira a su alrededor ve ropa tirada, zapatillas, cinturones, ropa de gente joven todos hombres y puede oler el sudor de hormonas masculinas en pleno despertar.

Malena desconcertada se levanta rápidamente, se viste y se dirige abrir lentamente la puerta de aquel cuarto con miedo a lo que pudiera encontrar al otro lado. Casi sin asomarse alguien se precipita a la habitación (la maestra de novicias) piensa que se encuentra en una especie de convento, la religiosa
registra el cuarto como suele hacerlo con sus novicias. Le llama la atención a Malena por todo el desorden que había en ese cuarto, Malena recoge en silencio hasta que dice "todo esto no es mío, no sé que hago aquí", recorriendo con sus ojos el lugar ve que esa no es su cama, ni sus cosas, ni su cuarto pero la maestra de novicias sigue insistiendo en que recoja; Malena obediente recoge en silencio y le pide a la maestra de novicias que por favor la cambiase de habitación porque incomodaría a los jóvenes que dormían ahí y así estarían a su aire, a lo cual la religiosa asintió con la cabeza y se marchó sin decir nada.

Malena no entiende nada, está desconcertada, decide salir de la habitación casi con timidez, no sabe lo que encontrará al otro lado de aquel cuarto desordenado.
Una vez abierta la puerta asoma su cabeza y ve un largo pasillo, lo reconoce, no está en su casa, es el pasillo de su Instituto (allí donde había estudiado y donde también había enseñado como profesora de música); aquellas puertas no era más que las aulas de los alumnos donde se habían improvisado habitaciones  de las que salía gente.
Malena comenzó a caminar por el pasillo, todos jóvenes chicos y chicas; de pronto mientras caminaba por el pasillo la puerta de otra habitación improvisada se abrió y alguien la llamaba por su nombre desde dentro, le pedía que entrara, Malena asomó la cabeza pero no podía ver de quién se trataba ya que estaba todo oscuro pero una vez dentro encontró una sola cama y acostada en ella una amiga de años, religiosa la mujer. Malena se acercó pero a la vez sentía dentro una especie de rechazo; la religiosa la llamaba y Malena se detuvo diciendo que debía salir e ir a dar clases, que estaba ahí porque debía dar sus clases. La religiosa insistió mucho y dijo que aún había tiempo para ir a dar clases; Malena se resistió, la religiosa se levantó, la cogió de la mano y le pidió que se acostara a su lado; Malena estaba tensa, incómoda, vestida y con zapatos dentro de la cama. Una vez ahí la religiosa le dijo que se relajara, que no pasaba nada, que hacía mucho no se veían y que la echaba mucho de menos y comenzó a acariciarla entonces Malena se levantó bruscamente de aquella cama pero la religiosa la cogió fuertemente de uno de sus brazos y la acostó nuevamente a su lado.
Se hizo un prolongado silencio y mantuvieron las distancias pese a estar en la misma cama, así hasta que quedaron dormidas sin que nada sucediese.

Malena se encuentra de repente fuera de la habitación caminando al final del pasillo de aquél su colegio durante muchos años y desde el piso de arriba ve las escaleras recuerda su tiempo de estudiante; ve jóvenes subiendo y bajando, muchas risas, nerviosismos... como si aquel momento fuese el primer día de clases.
Desde allí arriba, entre tantos jóvenes ve a tres chicas, una de ellas su propia mujer pero como estudiante de instituto, la ve como en aquellas fotos de finales de carrera universitaria que tiene guardada en la cartera. Sí Malena está casada y su pareja es otra mujer, pero aquella mujer tiene cara de joven, sujetando casi abrazando un montón de libros entre sus brazos.
Malena la observa y siente emoción de haberla encontrado en aquel lugar también ve al lado de su mujer a dos chicas más un tanto raras por cierto, esas jóvenes elevaron sus miradas y con el reflejo de unos focos enormes de luz, no alcanzaba a ver sus rostros pero sólo podía apreciar sus narices, eran enormes, una tan gigante que ocupaba toda su cabeza como si fuera una morsa y la otra con su nariz un poco más pequeña que la compañera pero enorme de todas maneras, podía verse ambos orificios, eran como dos setas "Parasol" con láminas por debajo, rarísimo todo luego Malena volvió la mirada a su mujer "Ella estaba ahí, con una camisa verde oscura, un jersey blanco, un colgante, gafas y bien peinada, perfecta, casi monjil o mejor dicho angelical" era un remanso para Malena contemplarla pese a todo lo que la rodeaba, a gente extraña, cosas raras, pero Malena estaba como ausente contemplando a su amor.

De pronto, casi bruscamente se encuentra en aquella habitación en la que se despertó y la maestra novicia no solo la dejó en el mismo cuarto con los jóvenes sino que agregó otra cama donde dormiría un profesor que ya se encontraba ahí, un señor mayor.

Todo era como un sueño, se sentía en las nubes, estaba confusa hasta que de pronto todo se oscureció fugazmente. Malena intenta ver en la oscuridad pero no puede, ya no se oyen ruidos ni pasos de jóvenes por los pasillos. Malena intenta volver abrir los ojos, mira a su alrededor y se encuentra en su habitación, en su casa. Todo fue un sueño, respira hondo y aunque todo se haya esfumado, las sensaciones vividas en el sueño siguen estando en su interior. ¡Qué alegría despertar a la realidad! piensa Malena mientras se incorpora en su cama para calzarse los pies y abrigarse antes de abrir la puerta de su habitación.